Mar del Plata: La consolidación de la identidad local en una ciudad cosmopolita


Mar del Plata es la ciudad marítima argentina más poblada del país con 615.000 habitantes. Es además la quinta ciudad en importancia. Desde sus orígenes la población marplatense se caracterizó por un fuerte componente de inmigrantes.

por Alejandro Aníbal García (*)

Nuestra forma de organización como sociedad, recibe el nombre de civilización, palabra que procede del latín «civitas» o «ciudad». En el último siglo la población urbana mundial se ha expandido de 1.500 millones a 3.000 millones de individuos; como consecuencia, la mitad de los 6.500 millones que somos, reside en grandes ciudades. Hace 200 años había solo dos ciudades con un millón de habitantes: Londres (Reino Unido) y Beijing (China). Es cuestión de tiempo para que Mar del Plata pase a integrar el club de las ciudades con más de un millón de personas.

La inmigración históricamente ha sido caracterizada como una de las causas del crecimiento económico e innovación, impulsado por la heterogeneidad cultural. A partir de dicho intercambio, se va gestando la identidad cultural característica de cada ciudad.

En 1881 Mar del Plata contaba con 4.000 habitantes, ascendiendo a un total de 30.000 para 1914. En 1947 la ciudad superó los 120.000 habitantes, y en 1960, luego de una masiva inmigración proveniente del interior, alcanzó los 225.000. Recién en 1991 superaría el medio millón de habitantes llegando a los 615.000 en la actualidad.

Orígenes de Mar del Plata

Mar del Plata fue fundada oficialmente el 10 de febrero de 1874; siendo declarada finalmente ciudad, mediante la ley provincial 1.306, el 19 de julio de 1907.

Al fin del siglo XIX, la clase alta porteña comenzó a elegir a Mar del Plata como destino de sus vacaciones, perfilando a la ciudad como la principal localidad turística del país. Desde esa época, la ciudad empezó a recibir un importante caudal de inmigrantes, no siempre directamente del exterior. Eran inmigrantes que arribaron a Buenos Aires y no encontraron en ella o en sus alrededores, las oportunidades deseadas. Impulsados por el desarrollo de las estancias en el sur de la provincia de Buenos Aires, la naciente industria pesquera, más el auge y la consolidación de Mar del Plata como ciudad turística, comenzaron a migrar. El pueblo se fue convirtiendo en ciudad, desarrollando nuevas industrias, comercios y una identidad cultural propia.

¿Cuáles son las causas que motivaron a tantos individuos a radicarse en Mar del Plata? La inmigración viene impulsada por dos móviles: por un lado, la atracción por nuevas oportunidades económicas y, por otro, la expulsión originada por la falta de expectativas en los lugares de origen (guerras, crisis económicas, entre otras). En los últimos tiempos podemos identificar un tercer factor que es la calidad de vida urbana que se puede llevar en la ciudad, y no en otras urbes.

En 1970, la ciudad ya tenía 320.000 habitantes. En 1980 superó los 430.000. Fue también en esos años cuando se consolidaron de manera notable la industria textil, la pesca, el comercio y la construcción, además del turismo.

Esto generó un gran contraste económico-cultural en la sociedad local: ¿Mar del Plata era una ciudad turística? ¿Era una ciudad portuaria pesquera? ¿Era la capital de la industria textil? ¿Era una ciudad agropecuaria? Mar del Plata, es todo eso y más.

La identidad marplatense

En Mar del Plata conviven diferentes colectividades que constituyen una particular idiosincrasia cultural. Hace 60 años, uno de cada dos marplatenses era inmigrante. Recién en las últimas dos décadas estamos viendo con mayor frecuencia, generaciones de hijos de marplatenses nativos.

Los nuevos inmigrantes extranjeros que vienen son rentistas o jubilados, de Europa o América del Norte. Del mismo modo aquellos que provienen principalmente de países limítrofes como Bolivia y Paraguay, para desempeñarse en la industria de la construcción y agricultura. Podemos encontrar colectividades que aglutinan ciudadanos y descendientes provenientes de España, e Italia. También alemanes, británicos, franceses, croatas, chinos, coreanos, gitanos, irlandeses, polacos, rusos, ucranianos, bolivianos, chilenos, paraguayos, peruanos, uruguayos, armenios y sirio-libaneses entre otras comunidades. Del mismo modo africanos. Un verdadero crisol de nacionalidades.

Los inmigrantes internos provenientes de localidades vecinas o de otras provincias pueden ser clasificados en dos grupos: aquellos que vienen a pasar los últimos años de su vida; y aquellos que apuestan al crecimiento futuro de la ciudad, y que encuentran en la misma la oportunidad de mantener el nivel de vida de una gran urbe, pero con un estándar de calidad de vida superior al que podrían encontrar en ciudades como Buenos Aires, Córdoba o Rosario. Este último grupo es el que tiene un potencial de crecimiento importante para el futuro desarrollo de la ciudad.

Construcción de identidad

Las construcciones edilicias o monumentos son elementos constitutivos de la memoria de la ciudad, y testigos de su desarrollo. Los mismos representan una situación política, social y económica de un periodo histórico determinado. Asimismo son elementos integradores, sobre todo en una ciudad con un fuerte componente inmigratorio.

La futura elección de la bandera de la ciudad constituye todo un desafío como política de Estado que fomenta la identidad local. La misma debe representar un complejo tejido social. El intendente Gustavo Pulti afirmaba al respecto: «Una bandera puede ser un símbolo poderoso para una comunidad tan diversa y tan múltiple. Cuando a veces hay una versión de temporada de Mar del Plata siento la sensación de lo incompleto, de que la ciudad no son estos edificios de por aquí o los Lobos Marinos. Eso no es todo: es una parte de Mar del Plata».

Es importante preservar la arquitectura tradicional marplatense como símbolo identitario. Ejemplo de ello es la adquisición de la «Casa del Puente», obra del arquitecto Amancio Williams construida en 1945, próxima a convertirse en un centro cultural. Lo mismo pasa con el futuro centro comercial y cultural a edificarse en la vieja Terminal de micros.

Así como la cultura hace al ser humano una persona; la identidad cultural, hace a una localidad una ciudad. La inmigración es un factor que contribuye al desarrollo económico y progreso social de una sociedad, y no debe ser vista como una amenaza que ponga en peligro el bienestar, fuentes de trabajo e idiosincrasia. Mucho menos para Mar del Plata, en donde el esfuerzo, el sacrificio y la visión de sus inmigrantes fueron la clave del éxito de su crecimiento.

(*): Licenciado en Economía (Ucema).

Fuente: diario la capital

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