La tribu de los «rollers» invade la costa local


Patinadores que salen en grupo, ya sea de día o de noche, se suman a los deportistas que eligen el paseo costero como locación. Clases sin cargo, sin distinción de edad ni sexo. Deporte y sociales a bajo costo.

Un deporte accesible para todos.

A los corredores, ahora se sumaron los patinadores. Cada día crece la cantidad de personas de distinto sexo y diferente edad que eligen la costa para deslizarse sobre sus patines en línea. Y, como muchos corredores, también se nuclean en grupos. «MDQ Rollers» (www.mdqrollers.com.ar) es, hasta ahora, el único institucionalizado con página de internet, remeras y hasta clases gratuitas y abiertas a la comunidad.

Hace unos 4 años, un grupo de jóvenes con rollers se unieron para salir a patinar juntos y así surgió el grupo que con los años no dejó de crecer.

«Empecé a patinar hace 30 años, sobre hielo, y mientras estudiaba era entrenador de hockey. Después me mudé acá y empecé con los rollers», explicó Pablo Levy, uno de los fundadores de MDQ Rollers.

Así fue como «empezamos a salir a patinar con Pablo y Marcelo, me acuerdo que en aquella época era una travesía ir desde Playa Grande hasta el Torreón. Más que físico, pasa por el hábito del corazón y ablandar la mente», detalló.

A Mar del Plata la describió como «ideal para patinar» y destacó la parte social más allá de la deportiva. «Somos un grupo de gente, autoconvocada, con la idea de pasarla bien. Vivimos en comunidad», dijo.

Con los años, la comunidad creció continuamente: «en el primer festejo del grupo éramos 40, en el segundo 170 y en el tercero 405. Como no es algo orgánico, no puedo especificar cuántos somos, pero calculá que somos más de 700», relató Levy.

Para todos

Las salidas grupales parten desde la Plazoleta Almirante Brown, los miércoles a las 21; los jueves media hora más tarde y los fines de semana a las 17. Los domingos a la mañana se dictan clases, a partir de las 10, en el Playón de Playa Grande.

Las lecciones son gratuitas, abiertas a toda la comunidad, y lo único necesario son los rollers. También recomiendan llevar la protección adecuada: rodilleras, coderas, muñequeras y casco.

Un par de patines «buenos cuestan alrededor de mil pesos, pero no tenés gasto de mantenimiento, ya que lo único que hay que cambiarle -de acuerdo a cuanto andes- son las ruedas», describió Levy, quien destacó que «usamos los que se llaman slalom, porque la costa es como una carrera de obstáculos, donde tenemos que esquivar perros, corredores, bicicletas, de todo».

En el grupo también dictan clases gratuitas, para todo el que esté interesado ya que «no existe ninguna limitación para aprender, sólo tener ganas», y aseguró que el grado de dificultad «no es alto, con dos clases ya salen patinando».

En cuanto a las recomendaciones, Levy pidió «conciencia a los automovilistas, porque a veces no respetan las sendas peatonales ni los semáforos».

Testimonios

Mary se unió al grupo en mayo pasado, cuando empezó a participar de las clases que se imparten los domingos a la mañana en el Playón de Playa Grande. «Fui y a la segunda clase ya estaba saliendo con los principiantes», detalló. Las salidas grupales, guiadas por los coordinadores, parten y terminan en la Plaza Almirante Brown y pueden recorrer distintos puntos ciudadanos. Uno de los recorridos que se repiten es dirección norte, rumbo a Santa Clara del Mar.

«Más allá de la cuestión deportiva -explicó Mary- lo pasamos bien todos juntos, tenemos una ciudad con una geografía hermosa y en el grupo te encontrás con gente de todas las edades, de distintos estratos sociales, con los que tenemos un objetivo en común que es pasarlo bien».

Germán, con su remera flúo que dice «MDQ Roller», es uno de los coordinadores del grupo y cuenta que empezó a patinar «en el ´92, en La Plata, jugando al hockey» y desde hace 4 integra el mencionado grupo de patinadores que recorren las calles marplatenses.

La función del coordinador es «contener al grupo, que no se pasen de la línea que marcamos, que tengan cuidado en los semáforos, marcar los pozos, se les da una mano a quien lo necesite», detalló.

Richard se unió al grupo hace unos meses y asegura que a veces usa los rollers como «medio de transporte. Vivo en el Regional y me muevo con ellos, lo más importante para andar por la calle es saber frenar bien».

El asegura que «todos los días patino, aunque sea 15 o 20 minutos» y también destacó «la buena onda de todos los que nos juntamos».

Norma aprendió a patinar en «mayo pasado, porque para el día de los enamorados mi marido me preguntó qué quería y le pedí los rollers. Así empecé, primero a los golpes en el patio de mi casa, después me uní al grupo».

Hasta allí arrastró a su amiga Marcela, que dijo haberse «dado unos cuantos golpes, aunque después con las clases agarré viaje enseguida, porque la técnica te ayuda muchísimo».

Pablo es otro de los fundadores del grupo que, hace unos 4 años, intentando patinar por su cuenta «empecé a buscar a otros que estuvieran en la misma que yo, así me contacté con el otro Pablo y con Marcelo y formamos el grupo. Estas son autoconvocatorias, así fuimos creciendo, y cada día se suma más gente».

El, que aprendió a través del método de ensayo-error, asegura que «tantos golpes no me di, pero es mucho más fácil cuando alguien te enseña. Acá no venimos a competir, sino a compartir».

La fase social resulta importante para todos los integrantes, ya que destacaron que «en el medio de las salidas, siempre paramos y ahí tomamos mate, charlamos, nos conectamos desde más allá del deporte. Somos casi familia».

Si bien todos reconocen la maravillosa geografía marplatense para la práctica de este deporte, afirman que «siempre se puede estar mejor» y reclamaron «algunas mejoras en las veredas, por ejemplo».

 

Fuente: diario la capital

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