Esperanza de mejoramiento con la pronta remodelación


Luminarias y pisos nuevos, tecnología al servicio de la seguridad y flamantes bancos le aportarán una nueva imagen a la peatonal San Martín, desde la Catedral hasta el mar. Todavía no está bien definido el futuro del espacio que hoy ocupa la fuente.

La peatonal San Martin empieza, o termina, en el mar.

La peatonal San Martin empieza, o termina, en el mar.

Optimismo y ansias de mejoramiento se respiran entre los distintos comerciantes de la peatonal San Martín ante el anunciado comienzo de las obras de remodelación de la mencionada arteria céntrica.

A lo largo de seis cuadras, desde San Luis hasta Buenos Aires, la Peatonal contiene un universo comercial que oscila entre marcas deportivas; distintas variantes gastronómicas; opciones textiles para todas las edades; tradicionales salones de juegos y los infaltables comercializadores de recuerdos de Mar del Plata confeccionados en caracol.

Roberto Schleider tiene su negocio -«El turista», en el que comercializa todo tipo de recuerdos de la ciudad- en la esquina de San Martin y Buenos Aires desde «hace 40 años, cuando todavía no era Peatonal. Y yo pagué dos, por suerte esta no me toca», bromeó ante LA CAPITAL. La primera vez que San Martín se convirtió en peatonal fue en 1979, bajo la intendencia de Mario Roberto Russak.

La segunda remodelación se llevó a cabo en 2001. A pesar de las modificaciones, la arteria tiene serios problemas como «el piso -enumeró Schleider- porque está desparejo y la gente se cae. Esto pasó siempre, desde recién inaugurada. Otro de los problemas son estos parlantes, que iban a servir para emitir música y publicidades pero resultó un sistema inviable». Los parlantes están ubicados a ras del piso, cubiertos con una especie de chapa verde, y existen unos 6 por cuadra.

El comerciante cree que con las nuevas obras se «van a solucionar algunos de los problemas que tenemos, como por ejemplo que no pueda entrar una autobomba. La vez que se quemó el hotel Bristol -dijo mientras lo señalaba- no pudieron pasar los camiones, fue un laburo extra para los bomberos».

Clásicos

Como una muestra más de convivencia, esta vez entre modernidad y especies casi en extinción, sobre la Peatonal se muestran erectas múltiples cabinas de teléfonos públicos caídas en desuso, muchas de ellas protegidas por las modernas luminarias que no funcionan demasiado bien y resultaron caras de mantener.

También hay canteros de hormigón armado que comparten espacio con las «terracitas» de las cafeterías o las cabinas que venden entradas para el zoológico o un paseo en barco.

Desde casas tradicionales a la hora de vestir a hombres a marcas deportivas exclusivas, sin olvidar las pizzerías que comercializan la grande muzarela a $27 o el shopping que cuenta con camisetas de casi todos los equipos de futbol del planeta, la arteria céntrica congrega a un mundo de clientes. También hay bancos, casas de cambios y heladerías.

Uno de los primeros negocios de la calle San Martin, antes de que sea peatonal, fue la heladería Gianelli, ubicada el 2500 de la mencionada calle. «Nosotros estuvimos acá desde antes que fuese peatonal -explicó Alberto Gianelli-, ya que el primer negocio lo inauguramos en 1967».

Una vez que la calle quedó vedada al tránsito vehicular, todo el aspecto «cambió». El perfil fue mucho más popular y masivo, se convirtió en un polo de atracción muy grande. Hay un concepto del marplatense, que mucho no la acepta, mientras que la gente de otros lugares la hace muy concurrida. Todo el turismo pasa por acá. Es que es como ir a Buenos Aires y no pisar la calle Florida, las peatonales son una gran atracción», definió el empresario heladero.

A principios del actual siglo, la zona vivió una remodelación pero «hubo falencias en la construcción, hubo errores que hay que corregir. Por ejemplo, hay un problema muy serio con la iluminación, entonces la idea de esta obra es arreglar lo que estaba mal».

La casa que vende remeras roqueras y entradas para distintos recitales, Locuras, se instaló en la Peatonal hace unos «diez años y nos parece bien todas las obras que van a hacer. Nos influye para bien, le va a cambiar la cara», señaló Alejandro.

Cambios

La cumbia se escapa de distintos comercios, a veces se mezcla con el caramelo que va recubriendo a las garrapiñadas, otras con el olor típico de la comida rápida.

Una voz anónima informa que «llegó el tomate loco» y muestra como una pequeña esfera colorada se estrella contra el piso, parece expandirse como una gran mancha roja y al instante vuelve a su forma redonda. Se vendía a $5.

La marca deportiva de las tres tiras hace unos 4 años que instaló un local exclusivo sobre la Peatonal y su encargado, Fernando, aseguró que «las obras son positivas para todos, tienen que hacerse porque nos ayudarán a todos».

En pocos días más, esa zona -quizás la más céntrica de «La Feliz»- será sometida a una serie de reformas que contemplará la reparación de los pisos, el cambio de baldosas, el arreglo de los cruces vehiculares y el mobiliario urbano. Además se colocarán nuevas luminarias, debido a que las existentes cuentan con reflectores muy dañados y difíciles de reponer.

Y, en los cruces vehiculares, se instalarán nuevos semáforos, reemplazando a los actuales por unos modernos que contarán con tecnología LED y descontadores de segundos.

El plazo para concretar los trabajos se extenderá entre 120 y 150 días, demandando una inversión superior a los 5 millones y medio de pesos que serán financiados en su mayor parte por el gobierno de la provincia de Buenos Aires y por la comuna de General Pueyrredon.

Las remodelaciones se llevarán a cabo en base a un proyecto que en su momento fue consensuado entre el Departamento Ejecutivo y la Asociación Propulsora de la calle San Martín, cuyos miembros hicieron conocer cuáles eran las principales necesidades que debían contemplarse en el tramo comprendido entre las calles San Luis y Buenos Aires.

La fuente, ubicada en Peatonal casi San Luis, desaparecerá de allí debido a las grandes falencias que muestra, aunque todavía no se decidió lo que se realizará en dicho espacio.

fuente: diario la capital

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