¿Cómo es viajar a bordo del Talgo?


En cinco horas y media, los nuevos trenes Talgo unen Mar del Plata con Plaza Constitución. Interiores modernos, con vagón comedor y baños limpios, conforman la nueva propuesta viajera. Las salidas son, por ahora, los fines de semana.

Las modernas formaciones que cumplen el servicio entre Mar del Plata y Buenos Aires cumplen, al menos por el momento, con un solo servicio durante el fin de semana.

por Natalia Prieto

np@lacapitalmdq.com.ar

El sonido agudo, y prolongado, anuncia la salida del tren. Poco a poco, casi a paso de hombre, los ocho vagones -encabezados por la locomotora diesel- comienzan a circular generando esa especie de efecto «mecedora» a medida que aumenta la velocidad.

Así, 20 minutos pasadas las 4 de la tarde, la formación denominada «Virgen de Lourdes» cerró las puertas automáticas y emprendió la travesía de los nuevos trenes Talgo, que después de cinco horas y media, depositará puntualmente a los pasajeros en Plaza Constitución. El Talgo sale de Mar del Plata los domingos a la tarde y desde Buenos Aires los viernes a la tarde, aunque hay probabilidad de aumento en las frecuencias con vistas a la próxima temporada veraniega.

Las barreras bajas contienen a los «saludadores» que, como escapados de un cuento de los ’50, se paran detrás de las mismas para ver el tren pasar. Las paredes le van dejando espacio a la pradera verde que se extiende paralelamente a la autovía 2.

A pocos minutos de la salida se llega a Estación Camet.

Tanto los coches de primera como de turista cuentan con asientos reclinables revestidos en tonos pastel, en doble fila, mientras que el sector de pullman también cuentan con espacio individual. El Super Pullman VIP ostenta sillones de cuero negro y mesas rebatibles en el medio.

En todos los vagones existen pantallas que transmiten películas y también los anuncios de «la incorporación de los nuevos vagones Talgo 3 y 4, comprados al Reino de España, que fueron ‘retrochados'», de acuerdo a la presentación reproducida al inicio de la travesía, tanto en español como en ingles, como para que nadie se quede con ganas de comprender el mensaje «nac&pop». Los mismos llegaron al país a fin de 2010 y a mediados de este año fueron presentados en la ciudad, con la presencia de funcionarios municipales, provinciales y nacionales.

Acero

Limpios, como salidos de otro país, los vagones cuentan con baños totalmente revestidos en acero inoxidable, papel higiénico y toallas descartables.

Todos los requerimientos informativos son satisfechos tanto por las azafatas, de impecable trajecito celeste, como por los guardas, de traje negro y camisa blanca.

Paralelamente al tren -a veces a la derecha, otras a la izquierda- se extiende la autovía 2 que sirve de transportadora tanto de autos como de colectivos que avanzan rápidamente si se los compara con la velocidad del ferrocarril.

«Y, nos faltan algunos detalles -concedió uno de los guardas- y hasta que no cambien las vías el tren no podrá desarrollar toda la velocidad que puede. Pensá que los adaptamos totalmente, falta solo eso».

Eso, considerado un detalle por el guarda, es la cuestión fundamental para que el ferrocarril llegué más rápido que los vehículos: el valor agregado, en cualquier parte del mundo, es llegar antes.

Poco a pocos, los más de 200 pasajeros que están en viaje van desfilando hasta el vagón comedor para hacer valer el «voucher» que se les entregó cuando subieron: la empresa invita con café, té o mate cocido.

«Y después te dan un lindo refrigerio -anuncia una señora de más de seis décadas-, vos podes elegir qué comer». La señora explica que ella prefiere el tren porque «podes caminar, no tenés que estar todo el tiempo sentada. Y además, te dan el refrigerio».

El mentado «tentempié», que llega en una bolsita con cierre de plástico como las que se ofrecen en Aerolíneas Argentinas, consiste en un paquetito de galletitas, otro de maní, dos barras de cereal y un caramelo de leche.

El vagón comedor, con barra doble y algunas banquetas, también está revestido en acero y delimita las secciones pullman y primera.

Comodidades

Las estaciones se suceden y al llegar a cada una de ellas, el tren aminora la marcha y así se suceden Vivoratá, Coronel Vidal, General Pirán, Las Armas, Maipú, General Guido, Parravicini, Dolores y Sevigné.

En algunos de los pueblos se repite la ceremonia de «ver pasar al tren», incluso hasta saludan a la formación. Más allá, sobre la verde llanura, los ejemplares de Aberdeen Angus se transforman en puntos negros perdidos en el horizonte.

Al llegar a Castelli el sol empieza a recostarse sobre el oeste, amainando la luz en la llegada a Lezama. Ya desde Adela la noche enmarca el viaje, pasando por Chascomús, Gándara, Altamirano, Brandsen y Temperley. Para recalar finalmente, a las 22, en Plaza Constitución.

Un hombre, joven aunque pelado, corre a su hijo que con los cachetes colorados juega de una punta a la otra en el vagón. «Por eso venimos en tren -explicó- porque sino a él (por el hijo) es imposible mantenerlo quieto en un ómnibus. Para las familias con hijos chiquitos es muy cómodo».

La comodidad es uno de los porqué a la hora de elegir el medio de transporte, ya que la duración del viaje es mayor que la del ómnibus, y los precios son similares: Talgo Super Pullman $200; Talgo Primera $150.

Hace 125 años, el ferrocarril unió por primera vez a Mar del Plata con Buenos Aires y cambió definitivamente el paisaje social de la ciudad: si en un primer momento se constituyó como el medio de transporte de los pudientes, con el correr de los años fue el medio elegido por el «pueblo» por la accesibilidad que proponía en materia financiera.

Una señora rubia, con cejas delineadas, defendió «el servicio, que es buenísimo. Así vale la pena viajar en tren», mientras su compañero de asiento, un joven que no largó la botella de bebida cola light durante toda la travesía asentía mientras contestaba la encuesta de control de calidad desarrollada por la empresa con «excelente, así califiqué todo el servicio. Aunque una lástima que no había gaseosa».

 

fuente: diario la capital

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