Llueven billetes verdes en el interior del país. Y parte de los que se benefician con importantes ganancias llegan a la Ciudad en busca de una vivienda. Incluso, muchos de ellos, ya apuntan a una segunda unidad. Expertos del mercado revelan cómo es el nuevo desembarco del sector rural en la Capital

Pilar y sustento del modelo económico «k», capaz de hacer realidad el boom de consumo de los argentinos, la soja dice presente con más fuerza que nunca.
El campo festeja, desde los dueños de las tierras hasta quienes las alquilan, sin olvidarse de los pooles de siembra que, tal como diera cuenta iProfesional.com, se animan a tentar al ahorrista común a invertir en fondos agrícolas, con ganancias proyectadas de hasta un 23% en dólares, sin la necesidad de que éste tenga el mínimo conocimiento de lo que es un cultivo (Ver nota: Cómo subirse al tren de la «super soja» y obtener una ganancia del 23% en dólares).
Llueven dólares sobre los campos argentinos. El problema es que quienes los administran no encuentran muchas opciones para canalizar parte de ese dinero en una alternativa de ahorro que los satisfaga.
Poco pueden esperar del plazo fijo. Y guardar los billetes en el colchón hoy no es un gran negocio.
Es así como se da un «revival» de algo que ya fuera un clásico de otros años: tomar parte de los «sojadólares», venir a la Ciudad y volcarlos al ladrillo como refugio de valor. Pero ahora con más ímpetu.
Comprar una vivienda en la Capital o sumarse a un emprendimiento inmobiliario, para ir pagando una unidad en cuotas, siempre les ha resultado tentador.
En definitiva, para quienes buscan diversificar su patrimonio nunca está de más contar con una propiedad, ya sea para obtener una renta o bien para asegurarles a sus hijos un techo, el día que tengan que venir a la Ciudad a estudiar una carrera.
«Los ingresos de divisas que se generarán por la soja son muy elevados y ya han sembrado fuertes expectativas en los desarrolladores inmobiliarios«, explica Germán Gómez Picasso, director de Reporte Inmobiliario.

En el mismo sentido opina Juan José Madero, gerente de la División Campos de LJ Ramos.
«Hay una tendencia muy clara y definida en relación a sus preferencias. Lo que hace normalmente el productor es fijar su atención en lo que sabe, o en aquellos activos que puede ver y tocar«, comenta Madero.
El directivo de LJ Ramos señala que es muy difícil que opte por inversiones financieras en la bolsa que puedan resultarle demasiado volátiles y complejas. Y es por eso que el Real Estate se constituye en el principal destino de sus ahorros.
«Mas allá de reinvertir en el campo, o en maquinarias, siempre se mostraron atraídos por el ladrillo. Ahora se está notando más y este movimiento será aún mayor en la próxima campaña«, destaca Madero.
También Alejandra Covello, directora de Covello Propiedades, confirma este fuerte avance de los «sojadólares» y aporta un nuevo dato: «Muchos de ellos ya tienen su departamento en Capital. Al haber cumplido con ese objetivo, ahora han regresado para fijarse cuáles son los mejores inmuebles como alternativa de inversión. Se está dando el fenómeno de la segunda vivienda«.
Lugar, precio y amenities
Según el inmueble elegido, sea para uso personal o como inversión destinada a la renta, varían las preferencias.
1- Uso personal o familiar
En este caso, la demanda se centra cada vez más en unidades de mayor calidad, con buena ubicación y lujosas, en línea con el fenómeno de segunda vivienda comentado por la experta de Covello Propiedades.
«Hay una búsqueda permanente de amenities, buena infraestructura y tecnología. No se conforman con propiedades básicas, sino con productos más bien modernos», argumenta.
«En general tratan de buscar un buen lugar para cuando deciden venirse a la Ciudad a pasar unos días. Y quienes llegan del interior con dinero para invertir en ladrillos superan ampliamente la presencia de inversores extranjeros«, apunta Federico Andreoti, gerente de Tizado Puerto Madero.

En la misma línea que sus colegas, Roberto Ledo, director de Bullrich, reconoce una gran participación del sector rural en la compra de inmuebles: «Claramente eligen las zonas más Premium, desde Puerto Madero y Recoleta, hasta Barrio Norte o Palermo».
«El mercado inmobiliario está captando gran parte de los desembolsos. Y esto quedó en evidencia desde el blanqueo de capitales, que mostró que el 90% del dinero fue destinado al ladrillo», afirma Ledo.
2 – Uso como inversión
Cuando la propiedad es adquirida como inversión, las exigencias son diferentes.
En este caso, se apunta a unidades más chicas, en barrios con buenos accesos, donde los precios de un alquiler puedan pagarse con facilidad.

«Los empresarios del sector agropecuario que buscan viviendas para destinarlas a la renta miran lugares que cuenten con diversidad de transportes públicos y con facilidad de llegada a las casas de estudio», sostiene Mariano Bellagamba, director de Bellagamba Marketing Inmobiliario.
Apuntan a unidades de dos o tres ambientes y, en cuanto a las zonas, si bien Palermo es la más buscada, muchas veces, por menos dólares, consiguen inmuebles igual de atractivos en Almagro, Villa Crespo o Caballito, donde pagan menos el metro cuadrado y obtienen prácticamente la misma renta.
El interior también suma ladrillos
Además de elegir la Capital Federal como núcleo de las actividades inmobiliarias, el buen rendimiento de las cosechas y las expectativas del sector agropecuario permitieron que el negocio se extienda a otras regiones.
«Hoy hay ejes económicos como Rosario, Córdoba y Mendoza que, gracias a la soja están mostrando un repunte fenomenal«, destaca Covello.
El crecimiento se da por partida doble:
- Por un lado, gracias a que muchos desarrolladores inmobiliarios dejaron de apuntar exclusivamente a Buenos Aires y ahora están proyectando, o ejecutando, proyectos de calidad en las ciudades del interior.
- Por otro, porque los empresarios agropecuarios miran con mayor interés la posibilidad de diversificar sus inversiones en su zona de residencia, dado que ven que estos proyectos de calidad, que se están desarrollando, también le garantizan un buen resguardo del capital.
Jorge González, presidente de la desarrolladora Baresa, explica que una decisión que se tomó en los últimos tiempos fue, en lugar de esperar que los productores vengan a la Ciudad, también ir dónde ellos están.
«Muchas desarrolladoras estamos trabajando en zonas agrícolas-ganaderas, donde cada vez se construyen más edificios y la gente los elige como inversión», apunta González.

En este sentido, una obra de primer nivel fue lanzada hace pocos meses por los desarrolladores Fernández Prieto & Asociados en Puerto Norte, Rosario.
Se trata de MAUI, un complejo dos torres de 44 pisos cada una compuesta por viviendas, hotelería, oficinas y un «Club de Agua».
Según Rodrigo Fernández Prieto, la inversión inicial asciende a los u$s50 millones y el valor del m2 en la fase de preventa ronda los 2.200 dólares promedio.
En San Nicolás, a pocos kilómetros de Rosario, se encuentra en construcción Altos Los Arroyos, un conjunto edilicio de 12.864 m² de alta calidad y avanzada tecnología, compuesto de tres edificios de planta baja y nueve pisos, uno central retirado de la línea de frente y dos laterales.
«Se trata de un fideicomiso al costo. El primer edificio estará terminado en 18 meses, son unidades de 1 a 3 dormitorios con dependencias. El público comprador se compone en un 50% por gente del campo y la otra mitad por empresas de servicios. El valor del m2 ronda los u$s1.580 hoy y el precio final será del orden de los 2.000 dólares», comenta Darío López, socio de Arquitectónica, firma que desarrolla el emprendimiento.
Ser dueño de la habitación de un hotel
Otra opción que están eligiendo muchos inversores agropecuarios son los condo-hotel.
En el caso de Baresa, la compañía realiza un importante proyecto en Tandil.
Se trata de un negocio que tiene un gran atractivo turístico y que ha recibido grandes desembolsos del sector agrario que busca ampliar su cartera de inversiones, siempre ligada a bienes tangibles.
La idea es que el comprador adquiera el título de propiedad de una habitación, por la cual recibe una renta mensual.
Otra obra similar está siendo realizada por LJ Ramos junto con Dypsa y la cadena Howard Johnson en Venado Tuerto, una zona muy rica para los productores.
El proyecto consiste en la construcción de un hotel bajo el nombre de la cadena Howard Johnson, que será levantado por Dypsa y comercializado por LJ Ramos y que permite comprar una unidad funcional.
Es decir, el interesado, que puede ser desde un pequeño ahorrista a un gran inversor, elige una habitación del hotel y se le otorga un título de propiedad como el de cualquier inmueble.
Al mismo tiempo, como parte de la compra, recibe un proporcional de las áreas comunes del mismo (spa, salón de usos múltiples, restaurantes y cafetería). Para ser propietario de una unidad el dinero requerido se ubica entre los u$s90 mil y 120 mil dólares.
De acuerdo a las investigaciones realizadas por LJ Ramos, se puede obtener una renta del 10 al 14 por ciento anual en dólares.
Adiós a los extranjeros
La llegada de los inversores agropecuarios se dio en un momento en que los extranjeros se han ausentado del mercado. «Hay pocos compradores del exterior», apunta Ledo.
En este sentido, Bellagamba explica que «es fácil comprar pero no vender, por los controles que se ejercen. Y eso los espanta».
Como contrapartida, reconoce que más del 60% de quienes destinan su capital al negocio del Real Estate son inversores del agro o de otros rubros, que eligen el ladrillo como la mejor forma de resguardar su dinero.
Mariano Oppel, director de Oppel Inmobiliaria, señala que otro fenómeno que él viene observando es que si bien no hay desembolsos de extranjeros, sí los hay de argentinos que viven en otros lados y vuelcan sus ahorros en el mercado de vivienda local.
Aún así, no equiparan el ímpetu del sector rural que ha vuelto con fuerza a decir presente en el mercado de la compraventa de viviendas.
Los expertos del sector destacan un aspecto relevante. Y es que esta mayor cantidad de interesados en adquirir unidades con «sojadólares» en mano motoriza la demanda y, en consecuencia, el valor del metro cuadrado en la Ciudad encuentra mayor fortaleza para sostener sus valores actuales.
Guillermina Fossati
(c) iProfesional.com
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