Texto de Susy Harrington y Adolfo Brodaric
22 de febrero de 2024

Chalet Guerrero
Demolido en 1942


Chalet Tornquist
Demolido después de 1955

Villa Cantilo
Demolida en 1981

Chalet Polledo
Demolido hacia 1943 – 44

Villa Alvear
Demolida en 1951

Villa Margarita
Demolida cerca de 1970

Villa Bagatelle
Demolida antes de 1956

Chalet Anchorena
Demolido en 1965

Chalet Izpazter
Demolido después de 1958

Chalet Atlántida
Demolido después de 1955

Chalet Paz
Demolido en 1972

Villa Regina
Demolida en 1978
Tras la llegada del ferrocarril en 1886 y la inauguración tanto del Hotel Bristol como de la primera rambla de madera en 1888, Mar del Plata se transformó en una exclusiva villa balnearia. La alta sociedad porteña, que acostumbraba veranear en quintas o estancias bonarenses, comenzó a europeizarse y optó por el mar. Esta elite contrató a arquitectos del Viejo Continente para que erigieran sus lujosas villas solariegas principalmente sobre el borde costero o sobre la Av. Colón y con materiales importados de alta calidad. Habilitadas entre diciembre y Semana Santa, permanecían cerradas el resto del año y, si bien las primeras respondieron al esquema de la quinta ítalo-criolla, luego se impuso el Pintoresquismo en sus distintas vertientes convirtiéndose Mar del Plata en uno de los principales conjuntos arquitectónicos de esa corriente a nivel mundial.


En los años 20, se construyeron sólidos chalets pero de menores dimensiones para la nueva clase media veraneante y se utilizó la piedra extraída de las canteras locales. A partir de la década del 30, el Biarritz Argentino empezó a democratizarse reflejándose en la Arquitectura. Las villas de la elite primeriza comenzaron a coexistir con otros edificios menos lujosos. Con los años, la mayoría de esas grandes casas terminaron refuncionalizadas en hoteles familiares o demolidas. ¿Cuáles fueron las causas de su derrotero? La caída económica de algunas familias (agravada en muchos casos por la Crisis del 30); las complejas sucesiones y la imposibilidad de los herederos de mantener esos “elefantes blancos”; el Casino y el Hotel Provincial quitaron la privilegiada vista al mar a todo un sector costero; la zona del Centro pasó de moda con el consiguiente éxodo del sector adinerado al Barrio Los Troncos; los cambios en el modo de vida de los veraneantes (vacaciones más cortas, menos servicio doméstico, costumbres más distendidas, etc ); el Estado no protegió a la ciudad vieja ni planificó la localización de la nueva; el boom constructivo de edificios de departamentos a partir de la sanción de la Ley de Propiedad Horizontal en 1948; y Punta del Este como el nuevo balneario elegante. Esta es la breve historia de algunas de esas residencias que ya no están.
c.1888 – 1942Chalet Guerrero
Buenos Aires 1817 y Rivadavia


A pesar de ciertas versiones circulantes, los propietarios de esta casa victoriana fueron Carlos Guerrero y Felicitas Cueto, padres de la malograda Felicitas Guerrero de Álzaga. Su autor fue el arquitecto inglés Edwin Alexander Merry y, junto con la estación ferroviaria y el Bristol Hotel, iniciaron la arquitectura británico-marplatense. En 1906, tras la muerte de su madre y aquerenciado con la casa paterna, Manuel Guerrero la compró en remate público. En Surge Pinamar, evoca su hija Valeria: «cuando empezaron a llevarnos a Mar del Plata (..) llevábamos también una vaca y su ternero, además el petiso de Marta (el gordo) que era tan mansito que lo subíamos a la glorieta de la esquina del jardín, contra la calle, y estaba encantado de ver pasar gente que no era muy numerosa en esa época». Luego funcionó como Hotel Viña del Mar y, tras su demolición, ocupó el predio el primer local de la Confitería Havanna de Demetrio Elíades. Hacia 1945, los Guerrero Cárdenas encargaron al Estudio Sánchez, Lagos y de la Torre un gran edificio de renta siguiendo la línea del Casino y el Hotel Provincial impuesto por el arquitecto Alejandro Bustillo: basamento de piedra, ladrillo visto y remate de mansarda en pizarra negra. Así, se erigió el Edificio Manuel Guerrero donde Havanna continúa funcionando hasta hoy en su local de la planta baja.


Detrás de los obreros, la casa funcionando ya como hotel Viña del Mar, en los años 30. En la esquina de Rivadavia y Buenos Aires estuvo la primera confitería Havanna entre 1943 y 1945, aproximadamente.
José Alberto Lago para el Diario La Capital de Mar del Plata; Revista Arquitectura Gráfica
1905/1907 – después 1955Chalet Tornquist
Boulevard Marítimo y Arenales


Ernesto Tornquist, argentino hijo de un norteamericano y nieto de alemanes, fue una de las personas más poderosas e influyentes del país. Enamorado de Mar del Plata, fue el impulsor de la Torre Belvedere en Punta Piedras, luego llamada Torre Pueyrredon y actual Torreón del Monje, para que la ciudad tuviera un misterioso mirador. Los Tornquist comenzaron veraneando en una austera quinta en Av. Colón y Tucumán pero después encargaron esta elegante residencia con remates que recordaban a los del Palacio Belvedere en Viena. Se cree que el arquitecto alemán Carlos Nordmann fue su autor porque ya había proyectado en 1904 su caballeriza en la Av. Colón. La construcción la inició Adán Gandolfi y, tras su muerte, la continuó Mauricio Cremonte.

Archivo General de La Nación
El proyecto, propio del Academicismo Beaux Arts, contrastaba con el incipiente Pintoresquismo local. La composición era la suma de una casa de planta central adelante y una de patio detrás. En el jardín, diseñado por el paisajista francés Charles Thays, se destacaba el Patio de las Rosas de la dueña de casa, Rosa Altgelt de Tornquist. Pero por poco tiempo pudo disfrutar don Ernesto su nueva morada pues murió en 1908. En los años 30 su nuevo propietario, el empresario Luis Falcone (constructor del Palacio Municipal), presentó un proyecto para transformar el Chalet Tornquist en un casino pero su plan no prosperó.
1907/1908 – 1981Villa Cantilo
Viamonte 2010, y Moreno


José Luis Cantilo fue dirigente radical, Gobernador de la provincia de Buenos Aires e Intendente de la capital. Probablemente, junto a su primo político Bernabé Ferrer, hayan adquirido simultáneamente una media manzana donde cada uno edificó su château al mismo tiempo, con el mismo arquitecto francés Émile Hurtré y el mismo constructor italiano Blas Lazzarini. En marzo de 1909, la desgracia llegó paradójicamente a ambas casas: el 20 se incendió el Cottage Belle Vue de Ferrer y el 21 murió Luisito Cantilo (h) en un terrible accidente ecuestre. Villa Cantilo, que quizás en su origen se llamó Mar y Mar, recordaba a los castillos del Valle del Loire y tenía un jardín de invierno curvo y vidriado que ofrecía una magnífica vista del mar y la explanada.

Archivo de la familia Garcia del Solar
Su segunda propietaria, Enriqueta del Solar Dorrego de García, la rebautizó CELYMAR y escribió el 7 de enero de 1939 en su flamante Libro de Visitas: «Llegamos a Mar del Plata a estrenar «la Villa Celymar» toda nuestra familia. Esta Villa es la antigua casa de José L. Cantilo regalada a mí por mi generoso tío Saturno J. Unzué y restaurada a nuevo por nosotros. Esperemos inaugurarla con felicidad! Tantas gracias Saturno!». Y así lo hicieron por muchos años.
1907/1908 – c.1943-1944Chalet de Casimiro Polledo
Boulevard Marítimo y Sarmiento


Este château de importante presencia visual, obra del arquitecto francés Pierre Guichot, perteneció al asturiano Casimiro Polledo que forjó su fortuna a través del comercio llegando a ser Presidente del Banco Español. Como buen exponente de la arquitectura del 900, fusionaba elementos del estilo Luis XIII con algunos del Renacimiento francés. En su fachada alternaban paños de revoque con ladrillo visto y se destacaba una torre cuadrada con linterna. En Encuentros a lo largo de mi vida, describe su nieto, el reconocido historiador Félix Luna: “Había una planta al ras del suelo donde estaban la cocina, la despensa y las habitaciones de servicio. Al piso principal se llegaba por una hermosa escalera (…); en este plano estaban la sala con su piano, el gran comedor revestido de boiserie, el antecomedor, dos o tres dormitorios, y una suerte de salón de invierno con grandes ventanales que daban al jardín de atrás donde estaba el garaje y la vivienda de los caseros. El piso alto tenía varios dormitorios (…). De allí se subía a la parte misteriosa, los enormes desvanes (…), las torrecitas (…). Toda la estructura estaba coronada por una torre de hierro”.


Casimiro Polledo y su mujer Manuela Llames Massini con algunos de sus nietos. Rufino Nolte y su esposa Susana Polledo, nieta de Casimiro, en el umbral del chalet.
Gentileza de Miguel Armando y Felicitas Luna. Alejandro Polledo Nolte para Caminatas Guiadas Mar del Plata.
En 1937, Carolina Pombo de Barilari construyó un chalet estilo Mar del Plata en el lote lindero. Comenzados los 40, cuando la residencia Polledo fue demolida, parte de su terreno se convirtió en el jardín de Villa Barilari que luego fue comprada por Alfredo Seré. En 1954 fue vendida a Juan Bruneliére y Antonio Manzorro, propietarios del Hermitage Hotel, quienes ampliaron sus instalaciones en esos terrenos.
1908/1910 – 1951Villa Alvear
Boulevard Marítimo, Alsina y Av. Colón 1547


«Mamita era la reina de la familia y Villa Alvear la casa normanda más linda de la República. Incluso en Francia cuesta encontrar ejemplos de esa calidad», solía decir su sobrino nieto Saturnino Álzaga Unzué al referirse a María Unzué de Alvear y a su residencia proyectada por el arquitecto francés Louis Faure Dujarric y construída por Mauricio Cremonte. De escala palaciega y visible desde muchos ángulos, fue pensada para una gran familia ya que María recibía a sus hermanas Concepción y Ángela (casada con Félix Álzaga y padres de ocho hijos). En la fachada se diferenciaba el nivel principal academicista de la planta superior pintoresquista. Su complejo plano, con varias formas curvas, se desarrollaba en cuatro niveles: un semisótano de servicio, el piano nobile, una planta intermedia de dormitorios y el primer piso con los cuartos principales. Detrás, un jardín con una fuente que llegaba hasta la Av. Colón. María Unzué de Alvear ofreció aquí importantes bailes como el de despedida al Príncipe de Gales en 1925. Falleció en 1950 y, al año siguiente, su imponente casa fue demolida.

Alice Hughes, Londres, c. 1900. (Colección Thomas de Luynes) y Argentina de la Sociedad Monte Domecq
1908/1910- c. 1970Villa Margarita
Entre Ríos 3500, Primera Junta, Buenos Aires y Saavedra


El irlandés Charles Hardy, fundador del ingenio “Las Palmas del Chaco Austral” junto a su hermano Richard, tuvo dos residencias marplatenses a las que llamó Margarita, como su hija y su madre. La primera, construida a comienzos del 1900 por Adán Gandolfi en Almirante Brown y Entre Ríos, fue vendida a Carlos M. Madero y Sara Unzué que la rebautizaron Chalet Messidor. La segunda, erigida en cuatro manzanas suburbanas que compró a Jorge Mathey en 1907, estaba limitada por las calles Saavedra, Entre Ríos, Tucumán y Peña. El arquitecto inglés William Harper diseñó esta gran casa de rasgos Tudor, con planta en forma de L irregular y movimiento de volúmenes. Tenía un extraordinario parque sumamente arbolado, un sector dispuesto en terrazas aprovechando las pendientes del terreno, senderos serpenteantes y un magnífico rosedal. En otra manzana, estaban los árboles frutales y la quinta. Cuesta imaginar el funcionamiento de estas casas que dependían de un numeroso personal dividido por ocupaciones y jerarquías: mayordomo, ama de llaves, institutriz, valet, mucamos, cocinero, chofer, jardinero, entre otros, a los que se sumaban los caseros que las cuidaban durante resto del año, mientras permanecían cerradas. Poco pudo gozarla don Carlos Hardy, ya que falleció allí mismo el 17 de febrero de 1913. Heredó la villa su viuda, María Bonilla, y luego su hija. Villa Margarita, a quien el Arq. Roberto Cova definió como «uno de los más notorios entre los chalets ingleses que hubo en la ciudad», fue adquirida hacia 1970 por los hermanos José María, Bartolomé y Bautista Pampuro; al poco tiempo, fue demolida como supuestamente habría solicitado la parte vendedora. El predio, ya reducido a dos manzanas, fue posteriormente loteado.

1910/1911- antes de 1956Villa Bagatelle
Corrientes 2400, y Falucho


Esta casa estilo «chateauesque» tuvo el mismo comitente y proyectista que el Colegio Michael Ham de Vicente López: Jorge Saavedra y el arquitecto Alberto Bourdon. Por eso, ambas edificaciones son muy parecidas y se destacan por su torre cilíndrica esquinera. Luego perteneció a Felicia Dorrego y al escritor chileno Alberto del Solar, principal promotor de la construcción de la Explanada Sud, que la llamaron VILLA ENRIQUETA como su hija. Hacia 1930, el arquitecto Alejandro Bustillo agregó un pabellón francés sobre la calle Falucho destinado a garage.

Genealogía Familiar
En Castillos en el Aire, su nieta María Elena del Solar Dorrego, la describe así: «Hall, sala comedor, antecomedor y un hueco bajo el arranque de la escalera como escritorio; una vez llegado al primer piso, un amplio descanso convergente a todas las habitaciones que eran inmensas (…). En el sótano se hallaban las cocinas (…). Algo así como seis cuartos de servicio para hombres y cinco más para mujeres en el altillo (…). La casa era encantadora pero mucho más lo era el jardín». Allí había una estatua de una ninfa saliendo de una fuente a la que bautizaron Dolores. En 1952, fue rematada y luego demolida. María Elena trasladó la estatua a la estancia familiar “La Vigía”, en Rojas, donde continúa estando.
1910/1913 – 1965Chalet Anchorena
Primera Junta 1796, Lamadrid, Saavedra y Las Heras


Tras los pasos de su hermano Aarón, que le había encargado su estancia uruguaya Barra de San Juan, Enrique Anchorena confió este chalet también al arquitecto Walter Bassett – Smith.» Lo comenzó Ferdinando Lemmi y lo terminaron Miguel Mannelli y Juan Lemmi», aclaraba el Arq. Roberto Cova al referirse a su construcción. Implantado en un terreno de una manzana y exponente de la mansión rural inglesa, encuadraba en el movimiento Arts & Crafts. Su planta en forma de L, con una torre almenada en el vértice, se desarrollaba en dos niveles más un pequeño sótano. En la fachada principal, que daba al jardín y a la barranca, se destacaba una galería con dos accesos que se replicaba en el primer piso en una doble loggia; también era de doble altura el bay window de la izquierda. En la planta baja había un espacioso departamento de huéspedes, quizá para Mercedes Castellanos, madre de Enrique. El sector paralelo a la calle Lamadrid, donde se encontraba el acceso principal, estaba destinado al cuerpo de servicio. La decoración interior y parte del mobiliario fueron obra de Gustavo Glaser, londinense establecido en Buenos Aires. “Es probable que en lo decorativo haya sido importante la influencia de mi tía ya que ella tenía muy buen gusto y conocimientos”, decía Fermín Ortiz Basualdo refiriéndose a Ercilia Cabral Hunter de Anchorena. Para sus hijas mellizas, en el baño instalaron sanitarios dobles y en la sala de música respectivos pianos.

Colección de Adolfo Brodaric y Archivo General de La Nación
Nicolás Anchorena contaba que Bassett -Smith vistió un frac al entregar a sus padres la llave principal de este chalet que se inauguró el 22 de febrero de 1913 con un gran baile de gala. A mediados de los años 40, se loteó la manzana y la casa fue adquirida por el martillero Rodolfo Peracca. Don Enrique lamentó no haberla construido en su estancia El Boquerón donde murió en el verano de 1951. El 19 de noviembre de 1965, el Chalet Anchorena fue consumido por las llamas. Sobrevivió el pabellón del garage que aún existe modificado en Las Heras 3571.
1919- después de 1958Chalet Izpazter
Boulevard Marítimo al 3300 / Bolívar 947


Tras las pompas del Centenario de 1910 y la culminación de aquella “Argentina europea” que lo marcó, varios intelectuales se plantearon una vuelta a nuestras raíces, tanto hispánicas como la de los pueblos originarios. La Arquitectura no fue ajena a ello y por eso figuras como Martín S. Noel, Ángel Guido, Eduardo Birabén y Ernesto Lacalle Alonso diseñaron edificios de estilo colonial. En aquel contexto, Pedro de Achával encargó esta casa de muros blancos que alternaban con piedra a Noel, nieto del fundador de la fábrica de dulces, que fusionó con maestría elementos del caserío vasco con otros neocoloniales. Don Pedro la llamó IZPAZTER, aunque tanto en castellano como en euskera lleva ambas veces “S”, porque sus antepasados eran oriundos de este municipio vasco. Además, significa “rincón de mar” o “rincón junto al agua”, un nombre muy acertado ya que miraba al océano. También así se llamaba la sociedad que tenían en Rauch. El cuerpo de la izquierda, donde se encontraba el acceso principal, estaba rematado por el gran escudo de los Achával. Sus interiores, sobrios rozando el ascetismo, seguramente hayan sido supervisados por la propietaria, Ana Lastra. El garage, pequeño edificio separado de la casa, estaba coronado por una espadaña y parecía una capilla. “Construída reciamente, según usanza de antiguos hidalgos vascos, es la imagen arquitectónica de una raza firme, honrada y franca”, publicó Fernán Félix de Amador en un artículo en la revista Plus Ultra en junio de 1920. El presidente de la República, Dr. Marcelo T. de Alvear y su mujer Regina Pacini, la habitaron en el verano de 1927 mientras el Ingeniero Baldassarini les construía Villa Regina, frente al Golf Club. Por eso en varias oportunidades aparecen retratados allí. Junto a la vecina casa vasca de Juan Carlos Rodríguez, obra de los arquitectos Estanislao y José Manuel Pirovano de 1921 – 1922, formaban un conjunto de armoniosa continuidad arquitectónica. Lamentablemente nada pudo evitar su demolición.

Caras y Caretas, 1927
1918/ 1921- después de 1955Chalet Atlántida
Boulevard Marítimo, Lamadrid y Av Colón


El Arq. Gastón Mallet, egresado de la École des Beaux – Arts, diseñó esta arquetípica residencia normanda para el banquero Carlos Dose Armstrong. También llamada VILLA ATLANTIS, tenía una división de niveles similar a Villa Normandy: un semisótano de servicio, un piano nobile con los salones muy vinculados entre sí, el piso de los dormitorios principales con un mirador exterior con forma de púlpito, y un cuarto nivel integrado al entretecho. Su fachada se caracterizaba por una abundancia de detalles decorativos, muros cubiertos con pans de bois, y un excepcional techo con buhardillas, mojinetes, chimeneas y épi de faîtage que son ornamentos cerámicos característicos de esta corriente. El Arq. Cova explicaba que sus grandes columnas maderiles de una pieza, tuvieron que ser enviadas a Buenos Aires porque en Mar del Plata no había un torno que fuera capaz de modelarlas. Posteriormente funcionó como el Ausonia Hotel. Un incendio parcial afectó sus techos que fueron reconstruidos pero ya apartándose del diseño original.


Comedor del chalet de Dose / Etiqueta del chalet en tiempos del Hotel Ausonia
Colección de Adolfo Brodaric
1925/1927 -1972Chalet de Ezequiel P. Paz
Tucumán 2301 y Almirante Brown


Hacia 1925, Ezequiel Paz era director y uno de los propietarios del prestigioso diario La Prensa. Junto a Celina Zaldarriaga, recurrieron al Arq. Jean de Saint-Maurice para que diseñara, desde París, esta villa normanda. Seguramente habrían frecuentado el Manoir du Coeur Volant de Marcelo T. de Alvear en las afueras de París, obra de este mismo arquitecto junto a Pierre Herlofson, y por eso ambos planos resultaron similares y pensados para un matrimonio sin hijos. El Ing. Carlos Agote fue el encargado de dirigir la obra. En 1951, la casa fue expropiada por el gobierno de Juan D. Perón. Paz falleció en 1953 sin haber recuperado sus bienes; dos años después, el 12 de febrero de 1955, su chalet se convirtió en el primer Palacio de Tribunales: “Los bañistas regresaban de la playa y miraban a la distancia desde la Plaza Colón, la aglomeración en torno al palco ubicado en la esquina de Tucumán y Brown (…) Allí, y en febrero, se estaba inaugurando el flamante tribunal de MDP. El gobernador de la provincia Carlos Vicente Aloé pronunciaba un discurso interrumpido por los coreados por una multitud que integraban representantes de todas las instituciones y del vecindario de la ciudad” (Libro Diamante –La Capital, 1980). Fue demolido por el Estado y reemplazado por una playa de estacionamiento.

Revista de Arquitectura
1928- 1978Villa Regina
Aristóbulo del Valle 3899 y Formosa


Así como Marcelo T. de Alvear había obsequiado a su mujer, la soprano portuguesa Regina Pacini, un manoir cerca de París, hizo construir también esta casa que hacía cruz con el Mar del Plata Golf Club. Su autor, el Ing. Alula Baldassarini, utilizó su habitual estilo pintoresquista anglonormando. Pero en esta villa innovó utilizando superficies cónicas para reemplazar el encuentro de techos que convergían en las esquinas. Colocó también como remate, dos simpáticos gatos y un gallo de cerámica. Como Alvear se desempeñó como presidente entre 1922 y 1928, la casa coincidió con el último verano de su mandato. Los Alvear tenían carpa en Playa Grande ya que él era un gran nadador y “además gustaba de la pesca y caminar en soledad, sin escolta, hasta la escollera norte, con su sombrero blanco, la valijita de aparejos en mano y la caña en la otra”, describe Horacio Guido en “Todo es Historia”. Al fallecer Alvear en 1942, el chalet inmediatamente se puso a la venta.

Archivo General de la Nación











