Evaluar el mercado antes de construir


En concreto

Por Adriana B. Anzillotti
De la Redacción de LA NACION

Sábado 09 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa

Clima electoral en Buenos Aires: mañana sube a escena el plato fuerte de la política en los comicios porteños para elegir al nuevo jefe de la ciudad. De aquí en más la batalla quedará instalada y, dialéctica mediante, la intensidad de las discusiones irá in crescendo. Habrá que convivir este segundo semestre con los temas políticos por encima de cualquier otro, aunque las preocupaciones de la gente superan estas cuestiones, donde se desnudan ambiciones y proyectos personales.

¿Qué pasará con la inflación? ¿Qué sucederá con los precios de las propiedades? ¿Mejor comprar o dejarlo para 2012? La respuesta a esta duda es concreta: siempre que se cuente con ahorros es mejor transformarlos en ladrillos, que se mantienen intactos a salvo de crisis, devaluaciones o inflación. Esto desde el punto de vista del usuario, que cambia un departamento por otro, que tal vez se endeuda con un pequeño monto para lograr el paso de una unidad a otra más confortable. ¿Pero qué piensa el inversor? A medida que crece la oferta de unidades nuevas -y en particular de las más chicas- se crea una fuerte competencia con los usados, incluso en los valores. La pregunta es hasta cuándo, pero con sobreoferta, ¿el negocio para el inversor es el mismo? La semana pasada, el presidente del SOM, Armando Pepe, reflexionó acerca de este tema. «Se construye sin realizar estudios de mercado y esto puede ocasionar en el futuro sobreoferta de determinadas viviendas.» Y apuntó especialmente a las unidades chicas. ¿Qué lleva a los constructores a sumar estas tipologías? Se sabe que la demanda sin crédito (que compra con alguna ayuda, ahorros de la familia) apenas puede alcanzar a una unidad de un ambiente o dos (que es la clásica y la más solicitada del mercado). No sucede lo mismo con departamentos con más superficie, y ni qué hablar de los pisos, que ya ingresan en un segmento más alto, destinado a gente con más capacidad adquisitiva. Entonces las unidades chicas son las únicas que puede consumir en este momento la demanda y por eso los desarrolladores/constructores orientan las obras hacia ese target. Sin embargo, no habría que olvidar otras circunstancias en el Real Estate, donde se edificaba de acuerdo con la idea, el gusto o la decisión de un negocio sin estudio previo, lo que llevaba luego a un inexorable estancamiento de ese segmento en el punto exacto de la sobreoferta. Los errores tienen que ser parte de ese capital acumulado que permite mirar al futuro evitando desaciertos. ¿Otro tema para debatir en los próximos encuentros?

 

fuente: diario la nacion.com

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