Restringirán construcciones en barrios emblemáticos para preservar sus estilos


8:55 | La Municipalidad mantiene en pie la promoción del 30% extra de superficie a inversores inmobiliarios. Pero intentará direccionar los proyectos de obras hacia otras zonas de la ciudad. También se reducirá de 3 a 2 el número de pisos permitidos para viviendas multifamiliares en los barrios a proteger.

Diseminados en una docena de barrios, los chalet tradicionales -dentro de una variedad de estilos- son el tipo de construcción que se quiere preservar.

Diseminados en una docena de barrios, los chalet tradicionales -dentro de una variedad de estilos- son el tipo de construcción que se quiere preservar.

 

El intendente Gustavo Pulti anunció ayer que elevará al Concejo Deliberante una norma que apunta a conservar características edilicias tradicionales e identificatorias de la ciudad, como los chalet de piedra y techos de tejas en barrios emblemáticos, sin perjudicar el crecimiento del sector de la construcción.

En concreto la futura ordenanza renovará el régimen de promoción que gozan desde hace nueve años los inversores inmobiliarios para seguir construyendo viviendas unifamiliares y multifamiliares, pero restringirá puntualmente ese impulso constructivo: trece barrios con estilos tradicionales similares estarán vedados para las empresas de construcción, serán preservados cada uno con su fisonomía.

Pulti hizo el anuncio ayer acompañado por el presidente del HCD Marcelo Artime y por el secretario y subsecretario de Planeamiento municipal, José Luis Castorina y Ricardo Rodríguez, respectivamente.

Los barrios a preservar son Chauvin, San José, La Perla, Nueva Pompeya, Villa Primera, Estación Norte, Bernardino Rivadavia, Plaza Peralta Ramos, Peralta Ramos Oeste, Lomas de Stella Maris, Leandro Alem, el Centro y Playa Grande. «Son sitios donde hay una característica constructiva que identifica a Mar del Plata y que el gobierno municipal desea preservar, tomando las experiencias de otras épocas de la ciudad», enfatizó el jefe comunal.

La promoción para la industria de la construcción data de 2002, cuando golpeaba la crisis, escaseaba la inversión y había que seducir a los constructores. Desde entonces se concedió un 30% extra de superficie a construir a quienes gestionaban permisos, pero esa norma caducó el pasado 31 de diciembre y los empresarios reclamaron su renovación durante meses, para que no se frene el «boom» de esa actividad.

La comuna aceptó el reclamo y negoció arduamente con las cámaras del sector -se sabe que llegó a un consenso con al menos el Centro de Constructores marplatense-, pero impuso restricciones en cuanto a lugares específicos donde no se permitirán alteraciones del paisaje edilicio, a pedido de los vecinos. Aquella libertad para construir en cualquier lugar «no va a correr más», afirmó ayer Pulti.

Según remarcó el intendente, con el nuevo régimen de promoción se busca un «desarrollo armónico y parejo» en pos de conservar las costumbres locales sin perjudicar la expansión del sector constructor, que atraviesa un gran momento de crecimiento.

Paralelamente, el proyecto que ahora debatirán los concejales también establece una revisión de la posibilidad de construir hasta tres pisos en algunos de los barrios a preservar: el máximo ahora será de dos pisos «para proteger la morfología marplatense», continuó Pulti.

«Hemos estalecido una línea de consenso y de trabajo con los sectores de la construcción para convenir la protección de estos espacios y lugares típicos para no volver a tropezar con la misma piedra con la que se tropezó décadas atrás», expresó más adelante el intendente.

En esa búsqueda de consensos también se incluyó al gremiod e la construcción, la Uocra, obviamente interesado en que no decaiga el ritmo de obras privadas alcanzado en los últimos años.

El argumento del gobierno municipal es que se torna imperativo proteger «los chalet típicos en esos lugares» y al mismo tiempo «ir orientando el desarrollo de esta buena etapa de construcción de Mar del Plata hacia otros sitios».

«Sabemos que el impulso económico es importante porque da trabajo y crea progreso. Pero también sabemos que el estado tiene que poner las reglas para que ese crecimiento se oriente hacia el bien común y hacia lo que todos los marplatenses quieren, que es que ese crecimiento no sea avasallante», insistió Pulti.

 

Redireccionar las obras

 

Con respecto a los lugares hacia donde se pretende direccionar -y expandir- la actividad privada de la construcción se citó como ejemplo ayer la zona norte, donde, se está encarando la última etapa del emisario submarino, se construyó la autovía a Santa Clara, se está construyendo una bicisenda, y está a punto de adjudicarse el colector Marco Sastre.

Del mismo modo «el sur tiene grandes expectativas de desarrollo», al igual que «nuevas urbanizaciones y barrios que han aparecido y que están menos ligadas a los sectores costeros», dijeron Pulti y Castorina.

Por otro lado, el jefe comunal se encargó de reiterar su pensamiento acerca de la importancia del rol del Estado en la decisión de distribuir la densidad. Expresó su deseo de que sea el gobierno y no el mercado quien evalúe las necesidades y el interés público en torno a esta cuestión. «Nosotros pensamos que el Estado es el depositario de la confianza pública y tiene que poner las normas que protejan un desarrollo armónico tratando de representar el interés mayoritario», recalcó.

Por su parte Castorina aclaró que a través de distintos relevamientos advirtieron «cierta distorsión en torno a los lugares de crecimiento de la ciudad por distintos motivos, ya sean económicos o por comodidad».

De la misma forma, y también a partir de estudios técnicos, el secretario de Planeamiento confirmó que buscarán establecer «determinadas normas generales» y estrategias para expandir las construcciones hacia zonas menos pobladas pero que tienen «perspectivas de desarrollo». «Queremos que la gente siga manteniendo las mismas relaciones barriales que vienen teniendo hasta ahora», concluyó.

fuente: diario la capital

“Nadie habla de las familias que viven en condiciones indignas”


barrio La herradura - google map

La organización “Un Techo para mi País” construye más de 50 viviendas en en dos asentamientos de emergencia. Cuenta con la participación de 200 voluntarios de todo el país.

Entre el 12 y el 19 de febrero “Un Techo para mi País” construirá 53 viviendas en Mar del Plata, más especificamente en los barrios La Herradura y Comunidades del Sur. Más de 200 voluntarios de Buenos Aires, Córdoba (capital y Río Cuarto), Misiones, Neuquén y Salta viajaron durante sus vacaciones para trabajar junto a 50 familias de esta ciudad.

“Todos tenemos a Mar del Plata como el lugar turístico por excelencia, cuando hablamos de esta ciudad se nos viene a la mente la playa, el mar, las vacaciones, pero nadie habla de la gran cantidad de familias excluidas que viven en condiciones indignas y que necesitan de la sociedad marplatense para salir adelante”, dijo Agustín Algorta, director social de Un Techo para mi País en Argentina.

Para esta ocasión, Un Techo para mi País trabajó en conjunto con El Galpón de los chicos y la Asociación Civil Pequeña obra de la divina Providencia Don Orione, que promueven la urbanización de asentamientos y programas de educación para los más chicos.

“Trabajar con otras organizaciones es una experiencia muy rica para nosotros porque demuestra que somos muchos los que estamos trabajando por un país más justo, y podemos complementarnos en esta tarea”, agregó Agustín.

“Además esta experiencia nos demuestra la cantidad de jóvenes comprometidos que existen en nuestro país, los cuáles eligen durante una semana de sus vacaciones comprometerse con las familias más necesitadas e ir a construir junto a ellas viviendas de emergencia para que este invierno tengan un lugar más digno donde dormir”, concluyó el director social.

Esta construcción significó un paso más en la meta anual de construir 2.500 viviendas en el 2011, con el apoyo de Vía Bariloche, Isover, Easy y el Banco Hipotecario.

Un Techo para mi País es una institución latinoamericana, liderada por jóvenes voluntarios, que trabaja junto a las familias que se encuentran en situación de extrema pobreza y que viven en asentamientos urbano-marginales y que está presente en 19 países del continente.

La organización lleva construidas más de 70 mil viviendas de emergencia y logró involucrar a distintos sectores de la sociedad, entre ellos a más de 300 mil jóvenes voluntarios latinoamericanos.

En Argentina, con presencia en Buenos Aires, Córdoba (capital y Río Cuarto), Neuquén, Misiones y Salta, ya trabajó junto a más de 2100 familias y 10 mil voluntarios, con quienes lleva construidas más de 2000 viviendas de emergencia y desarrolla planes de habilitación social (Educación, Capacitación en oficios, Microcréditos, Jurídico, Salud, entre otros) en más de la mitad de los 50 barrios en los que está presente.

Para más información visite: http://www.untechoparamipais.org/argentina

Fuente: puntonoticias.com

Voluntarios y vecinos construyen viviendas de emergencia en la ciudad

Son 53 las familias de Mar del Plata que lograrán esta semana mejorar sus condiciones habitacionales gracias a este trabajo de la ONG internacional y sus «socias» locales.

 

Las viviendas se construyen en 3 días, gracias al trabajo conjunto de los voluntarios y los futuros habitantes.

Las viviendas se construyen en 3 días, gracias al trabajo conjunto de los voluntarios y los futuros habitantes.

Unos 300 voluntarios de la organización Un Techo Para Mi País, están trabajando junto a 53 familias de Mar del Plata en la construcción de viviendas de emergencia. El objetivo de la entidad es mejorar la situación habitacional de estas personas que viven en situación extremadamente precaria, pero con una tarea conjunta.

Esta ONG, con presencia en 19 países de Latinoamérica llega este verano por primera vez a Mar del Plata, donde los voluntarios, divididos en cuadrillas, están ayudando a levantar 33 casas en el barrio La Herradura y el resto en distintos sectores de la zona sur de la ciudad.

Si bien durante esta semana se están realizando las tareas de construcción, el trabajo de campo comenzó en octubre. «Nos contactamos con organizaciones que estén trabajando en la ciudad, en este caso con El Galpón de los chicos que trabajan en La Herradura y con la Asociación Civil Pequeña Obra de la Divina Providencia Don Orione, que trabaja en la zona sur» comentó la directora de Un Techo para mi País, Malena Temerlin.

Así, llegaron a realizar un relevamiento de las familias interesadas, su situación familiar, condiciones habitacionales, etc., a fin de poder seleccionar adecuadamente a las familias que tendrán luego sus viviendas.

«Son viviendas de emergencia, es un único ambiente de 6 por 3 metros, levantado sobre pilotes, de madera, techo de chapa y aislantes de lana y fibra de vidrio. No tienen instalación eléctrica, ni cocina, ni calefón. La idea es que las familias puedan salir del barro y estar protegidos de la lluvia, porque que pierdan todo cada vez que llueve es una injusticia» definió Malena.

Un componente muy importante es la participación de los futuros habitantes de la casa en la construcción. «La idea es que se involucren en el proceso, que colaboren y también para los voluntarios, compartir con ellos».

En ese marco, ayer una de las cuadrillas de voluntarios llegó temprano a Moreno 11.666, donde María vive «de manera bastante precaria, como podrás observar», con su hijo. Si bien esa zona no se inunda «cuando llueve se moja todo, por la propia precariedad del techo» dijo. Por eso, «cuando vinieron a preguntarme por lo de la casa, para mí fue como un sueño».

María tiene HIV, no tiene todavía ningún tipo de pensión, ni trabajo y se mantiene con la venta de sus artesanías. Le encantan las plantas -en su terreno hay muchísimas- y los perros. Actualmente tiene cuatro perros que habían sido abandonados.

Como muchos de los habitantes de esa zona de la ciudad, llegó de Santiago del Estero a Mar del Plata en busca de un porvenir. Ahora está contenta y agradecida con su nueva vivienda -aunque ayer sólo podía ver los pilotes- y ya está pensando en la decoración.

Unas cuadras más adelante, Delfina Acosta disfrutaba ayer del primer día de contar con su vivienda. Es pensionada, vive con su esposo -que trabaja en la cooperativa de agua- hijas, hijos y nieto. «Estamos muy contentos, de esta forma tenemos un poco más de lugar, un poco de privacidad para las chicas», dijo esta mujer, que llegó hace varios años desde Misiones.

«Vivíamos en una carpa, era todo plástico y alguna chapa» cuenta la mujer, reconociendo que «nos cuesta mucho llegar a comprar alguna chapa, conseguir las maderitas para mejorar la situación». Es que hasta ahora tenían piso de tierra en la habitación.

Delfina no deja de agradecer a los voluntarios de la ONG -a Mar del Plata llegaron chicos de Buenos Aires y de Neuquén- a quienes trató como si fuera su madre. Además de colaborar con la construcción de su casa, sus hijas ayer se habían unido a algunas de las cuadrillas para ayudar a construir casas de otros vecinos.

El trabajo con organizaciones que ya están realizando tareas sociales en el lugar de construcción de las viviendas no es la metodología habitual de «Un techo para mi País». «En general la vivienda es una primera etapa, de un trabajo que continúa con planes integrales de Habilitación Social que giran en torno a educación, fomento productivo y micro-créditos, capacitación en oficios, arte y recreación, asesoramiento jurídico y salud. El objetivo es lograr convertir las zonas en las que intervienen en comunidades sustentables.

De todas formas, en este caso el objetivo se cumple, a través de las entidades locales. «Trabajar con otras organizaciones es una experiencia muy rica para nosotros, en definitiva estamos todos luchando por lo mismo, por un país mejor y podemos complementarnos» contó Malena.

Para los voluntarios no se trata solo de construir una casa -se realiza con paneles que llegan pre armados-. Ellos dedican una semana de sus vacaciones a compartir con las familias a las que ayudan en el proceso.

«Es enriquecedor para todos» indicó Malena. La entidad está formada sobre todo por jóvenes estudiantes universitarios, con vocación social.

«Nos dividimos en cuadrillas, cada una en el transcurso de la semana tiene que construir tres viviendas. El primer día se realiza el amojonamiento, se ponen los pilotes y el segundo día se arman los paneles y el techo, las terminaciones y la inauguración.

Además de Mar del Plata, este verano, otro equipo de Un Techo para mi País está trabajando en Tucumán, en los barrios 11 de Enero, y Juan XXIII (Tucumán). Allí fueron equipos de Córdoba (capital y Río Cuarto), Misiones y Salta. Con estas dos intervenciones, la entidad se está acercando al objetivo de sumar en 2011, 2.500 viviendas construidas. «Trabajamos con donaciones, aportes voluntarios y con las áreas de responsabilidad social empresaria de las empresas» contó Malena, quien aclaró que «los beneficiarios, además de colaborar con la construcción, tienen que hacerse cargo del pago del 10% del valor de las viviendas -pagan 500 pesos-. Es una forma de afianzar el sentido de pertenencia, el cuidado de la vivienda».

El grupo de voluntarios terminará este domingo formalmente la intervención en Mar del Plata. Por eso la gente de El Galpón de los Chicos les está preparando una despedida, en la sede de Moreno 12120.

«Esperamos poder volver a Mar del Plata a seguir trabajando», aseguró la joven directora de la entidad.

Fuente: diario la capital

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