(Enviados especiales).- Veranear en Mar del Plata, como en cualquier destino de la costa, ubica el epicentro del descanso en la playa. Ya sea alquilando una carpa con todas sus comodidades o tirando una toalla cerca de la orilla para asentar campamento, la periódica visita al mar está en la agenda de todo turista. Los números oficiales indican un aumento del 15 por ciento en relación a la temporada anterior, más allá de que en el sector inmobiliario se habla de un precio similar en cuanto al valor de los alquileres de departamentos. En el rubro donde se advierte un alza sensible es en el gastronómico, donde por ejemplo “el vino y el pescado han sido los productos que más incrementaron sus valores”, cuenta Fernando, titular del tradicional restaurante City (de Alberti y Arenales). En esa zona, el traslado de la terminal, lejos de constituir un problema “es algo que nos favorece porque se generará otro movimiento, muchos más rentable para los comercios”. Es indispensable, entonces, afilar el lápiz y empezar a hacer cálculos para delinear el presupuesto necesario para esta actividad sagrada que, como en todos los casos, también ofrece un abanico que se adapta a todos los bolsillos. Un regio día de playa depende de la actitud, la compañía y el entusiasmo de cada turista y no del poder adquisitivo. Es así que, con 3,20 pesos para el viaje ida y vuelta en colectivo (sólo se puede viajar con tarjetas que se venden y recargan en los kioscos), más las provisiones indispensables para el mate (con un paquete de bizcochos), un mazo de cartas para el truco o los dados para la generala, uno puede tirarse sobre el toallón cerca del mar y disfrutar de un día a pleno. La pelota puede incorporarse siempre y cuando haya disponibilidad en la mochila. Ahora bien, si uno quiere empezar a darse unos gustos, la cosa empieza a cambiar. La docena de churros al paso del churrero, se ubica en los 10 pesos; propuesta que aparece más tentadora que los saludables choclos que en esta temporada han trepado hasta los 8 pesos, mientras que los panchos (extra large) se valúan en 8 pesos. La lata de gaseosa, en ese recorrido, no baja de los 5 pesos. Waffles a 6 y licuados a 8, ya forman parte de excesos lujosos, lo mismo que un clericot (30 de sidra y 45 de champagne) destinados al festejo tras una noche gloriosa en el casino. Alquilar una carpa con capacidad para seis personas por todo enero en el Parador B-12 o en Ulises, los más caros de Punta Mogotes, cuesta 4.000 pesos (a razón de 22 pesos diarios por cabeza). Y en estos balnearios los servicios incluyen pileta de natación, vestuarios, gabinetes, clases de gimnasia, entretenimientos para los más chicos y, en el caso del B-12, sauna, hidromasaje, baño finlandés y canchas de fútbol y tenis. “Nosotros subimos los precios del alquiler de carpas -cuenta Augusto Digiovanni, titular del ya legendario Balneario Doce de Mogotes- pero igual hemos vista desbordada nuestra capacidad. Lo que habla de una muy buena temporada en cuanto a la afluencia de público y su consumo”. No ocurre lo mismo en Playa Grande donde el servicio es menor pero el precio del alquiler mensual de una carpa trepa a los 5.000 pesos. Y ya si uno encara para el lado del Sur, el Complejo La Reserva, que con su bosque se transforma en uno de los puntos más vistosos y naturalmente atractivos de la franja costera, tiene precios selectivos que trepan hasta los 14.000 pesos mensuales (con el estacionamiento incluido). En cambio, un poco más al Sur, hay balnearios desprovistos de servicios mínimos como el vestuario (para la ducha pos-playa) que igualmente tienen una oferta mensual elevada que alcanza los 4.000 pesos. Por último, no hay que desatender el tema del almuerzo de rigor para los que van temprano a la playa. De hecho, todo aquel que alquiló carpa (por día, quincena o mes) es obvio que buscará aprovechar íntegramente la jornada por lo que alrededor de las diez de la mañana la gente empieza a llegar y, la mayoría, lo hace con su vianda que, en ocasiones llega hasta la heladerita con la bebida, empanadas, tartas, sandwiches o distintos recursos que, los más acaudalados reemplazan almorzando en los restaurantes de cada complejo en valores que no bajan de los 50 pesos por cabeza.
Conseguir un alquiler en la Costa se volvió complicado
Conseguir un alquiler en la Costa se volvió complicado En Pinamar, Villa Gesell y Mardel, el 2010 fue recibido con más turistas que el año pasado (Enviado especial, Facundo Báñez)-. En la nueva terminal de micros de Mar del Plata, ubicada ahora en la zona de la estación de trenes, ya se anticipa lo que luego será postal repetida en todo este balneario: se hace cola para tomar un taxi. Se espera el turno para comer en un restaurante del centro. Se espera en fila para entrar a un bar después de las 2. Se espera para cruzar una calle y, en la peatonal San Martín, se tardan más de cinco minutos para recorrer apenas una cuadra por la marea de gente que va y viene frente a las vidrieras repletas de cartelitos con ofertas. Conseguir un hotel tampoco es algo que se lo haga rápido. Cuesta. Y mucho. Aquí, operadores turísticos, agentes inmobiliarios, bolicheros, dueños de restaurantes y hasta taxistas aseguran que el número de turistas en los primeros 5 días de este 2010 ya permite hablar del mejor verano de los últimos 5 años en nuestra costa atlántica. Si bien los números totales nunca son del todo precisos y rigurosos, la policía bonaerense estimaba en las últimas horas que la cantidad de turistas que eligió las playas de la costa bonaerense para estas vacaciones alcanzó una cifra récord en los últimos años. En Mar del Plata, por caso, hubo hoteles ocupados durante todo el fin de semana pasado por encima del 80% Con estos datos, algunos operadores se animan a decir que pernoctan en la ciudad más de 230 mil turistas desde los primeros días de 2010, cifra con la que se superaría en casi 15% los registros del año anterior para la misma fecha. En promedio, se calcula aquí, la ocupación turística es del 75% en la costa atlántica bonaerense, con máximos de 90% en Pinamar y Villa Gesell. Estos datos fueron brindados por la subsecretaría de turismo de la provincia de Buenos Aires y confirmado por los propios operadores. En el hotel Arte del Rey de Pinamar, ubicado sobre la calle de los Delfines con un servicio clásico de tres estrellas, informaban ayer que para enero ya tenían todo alquilado, y que esas ocupaciones se debían a reservas hechas entre octubre y noviembre del año pasado, aunque muchas fueron confirmadas durante la primera quincena del mes pasado. No muy distinto era el panorama que se pintaba en otros hoteles de ese balneario. Desde la Subsecretaría, además, se apunta que la ocupación en los hoteles de cuatro y cinco estrellas de Mar del Plata, Pinamar y en los hoteles del Partido de la Costa (que incluye entre otros a San Clemente, Mar del Tuyú, Las Toninas, Mar de Ajó, San Bernardo y Santa Teresita), alcanza el 70%, mientras que Pinamar y Villa Gesell, como se dijo con el 90% de ocupación, son dos de los balnearios más elegidos por los turistas bonaerenses para esta temporada 2010. En un recorrido por estas ciudades costeras, EL DIA pudo comprobar que los hoteles, aparts e inmobiliarias mantuvieron en líneas generales las tarifas de 2009, con precios que, en promedio, van de los 250 a los 400 pesos para una habitación doble. Lo que no se mantiene aquí, a pesar de la demanda, es la comida, que subió entre un 15 y un 20% con respecto al verano anterior. Comer en el puerto marplatense, por ejemplo, no baja de los 50 o 60 pesos para el plato más económico. Algo similar a lo que ocurre con el alquiler de carpas, que también experimentó a lo largo de toda la costa un aumento con respecto a igual período del año pasado. Y en relación al hospedaje, en el Colegio de Martilleros de Mar del Plata lo explican sin medias tintas: «Se trata de una estrategia que tomaron las inmobiliarias y las empresas hoteleras ante las bajas estadísticas de ocupación que hubo el verano pasado en toda la Costa. Hubo que convencer a los propietarios de que piensen en las ganancias de toda la temporada y no por quincena o por semana».
Estafas de verano: cuáles son y qué hacer para evitarlas
CONSUMO
Ojo: las olas y el viento pueden venir con trampa. Es que el verano también es temporada para muchos estafadores.
«En este momento el principal motivo de quejas tiene que ver con los alquileres de inmuebles», asegura Diego Benítez, presidente de la Asociación Argentina de Derecho del Turismo (AADETUR, http://www.derechodelturismo.org). Las quejas y consultas hechas a la Asociación por este motivo se han incrementado un 40% respecto del año pasado.
Esta temporada, entre los estafadores reina una nueva tendencia: «estamos recibiendo consultas de gente que pacta el alquiler de una casa, paga el depósito en una cuenta bancaria y después no recibe el contrato de alquiler ni ninguna otra noticia del locador. Cuando se investiga, resulta ser que el titular de la cuenta bancaria es una persona, en general insolvente, que actúa como testaferro a cambio de un porcentaje del dinero que se deposita a su nombre», relata Benítez. «Este tipo de estafa», agrega, «es muy difícil de prevenir. Si se ha tenido la mala suerte de padecerla, sólo se puede iniciar aciones legales».
Otra modalidad es la de los avisos clasificados: el estafador ofrece un alquiler a un precio muy conveniente, va a cobrar a la casa de la persona que lo contrata y cuando esa persona llega a su destino de vacaciones se encuentra con que el inmueble que alquiló no existe. Fue lo que le sucedió a Juan Carlos Aparicio, de la ciudad de Ensenada. Según declaró al diario Perfil, alquiló un departamento en Mar del Plata que no existía. El estafador, que tenía antecedentes penales, fue condenado en 2009 a nueve años de prisión.
También tomó estado público el caso de la abogada María Alejandra Llaca, de Lomas de Zamora. Había alquilado en departamento en Necochea publicado en una página web. Cuando llegó, vio la trampa: los verdaderos propietarios del departamento no lo habían puesto en alquiler. El caso terminó con la detención de una pareja que usaba documentación, teléfonos y correos falsos.
Las agencias de turismo fantasma son otra amenaza. Pero este tipo de estafa es fácil de prevenir: todas las agencias habilitadas figuran en una lista en la página web de la Secretaría de Turismo de la Nación.
Pero a no asustarse: los casos no son tantos. La Oficina de Información al Consumidor (OMIC) de Mar del Plata informa que no ha recibido una sola denuncia desde que empezó la temporada en diciembre